• Un mal mantenimiento puede conllevar el almacenamiento de gérmenes en el equipo y puede ser el culpable de los catarros estivales. El aire frío del aparato de por sí no supone un peligro para la salud respiratoria.
  • La exposición prolongada al aire acondicionado es la culpable de los dolores de garganta. Esta molestia se debe a la falta de humedad en el ambiente, lo que genera sequedad en las mucosas.
  • Esta sequedad también puede afectar a la mucosa conjuntival del ojo, secando la lágrima. Este efecto se produce sobre todo si la corriente apunta directamente a la cara.
  • También pueden verse afectados los músculos, ya que el aire frío los puede contracturar. Cuando llegamos a casa sudando y nos ponemos delante del chorro frío los músculos reaccionan ante esa humedad y tienden a contraerse. La tortícolis es uno de los males más comunes.

Fuente: efeverde.com